Se acabó el carbón. Bueno che, a veces pasa. Había leña, porque una vez quise volver a probar de hacer algo a la leña y como no me salió bien, dejé la leña ahí, como para siempre. Pero, invitamos gente a comer pizzas a la parrilla y tocó arriesgar. Total, si no encendía bien, las metíamos al horno y ya. Y encendió nomás. Menos mal, porque no hay peor humillación para un argentino que no poder encender el fuego (tal vez sea una exageración, tan sólo tal vez).
La masa la prepara mi dulce Alejandra. Su suavidad se contagia en una masa esponjosa aireada, que dorada al calor de las brasas quedará bien crocante. La receta de la masa es simple: harina, agua, sal y aceite; ah, levadura claro. Amasar con suavidad, con paciencia, con amor. Dejar reposar, cuando leva, una vez estiradas, dejar levar otro poquitito y llevar a la parrilla.
Calorcito de un lado, dejar una leve doración de la masa, dar vuelta y lanzarse al un festival de sabores. La pizza permite agregar a gusto y placer de los comensales y de las costumbres de cada país. Las pizzas de mi país raramente llevarán carne encima, algo común en los Estados Unidos y en las calientes tierras colombianas, por caso.
Acompañar con cerveza bien fría, no importa de qué latitud sean, y con buena compañía, tampoco importa la latitud de éstas.
La masa la prepara mi dulce Alejandra. Su suavidad se contagia en una masa esponjosa aireada, que dorada al calor de las brasas quedará bien crocante. La receta de la masa es simple: harina, agua, sal y aceite; ah, levadura claro. Amasar con suavidad, con paciencia, con amor. Dejar reposar, cuando leva, una vez estiradas, dejar levar otro poquitito y llevar a la parrilla.
Calorcito de un lado, dejar una leve doración de la masa, dar vuelta y lanzarse al un festival de sabores. La pizza permite agregar a gusto y placer de los comensales y de las costumbres de cada país. Las pizzas de mi país raramente llevarán carne encima, algo común en los Estados Unidos y en las calientes tierras colombianas, por caso.
Acompañar con cerveza bien fría, no importa de qué latitud sean, y con buena compañía, tampoco importa la latitud de éstas.
1 comentario:
Llegué aquí no sé como. Me deslicé por la telaraña digital y encuentro pizza a la parrilla!
Nunca he visto algo similar por acá (Monterrey, México). Solo horneadas.
Se me antojó absolutamente e intentaré prepararlas en la próxima parrillada con mis amigos
Saludo
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