viernes, diciembre 22, 2006

Mero con esmero


Mundial 90, Italia, cuatros de final, Argentina-Yugoslavia, definición por penales. Argentina vence gracias al milagroso Goycochea. En el camino al triunfo el Diego malogra, yerra, falla. Y aunque terminaron victoriosos el tipo se debió sentir mal.

Yo no soy el Maradona de la cocina, aunque en algún momento casi tengo que ponerme el anillo gástrico. Pero si las cosas no me sales como creo que puedo, íjole, ándale, órale, que me pongo como el Diego cuando erró.

Los Jueves de Pescado se adenlantaron a los miércoles. No quiero repetir recetas. Escojo "mero" porque ya pienso en la rima del título. mero con esmero. El pescadero dice que sirve para la parrilla. Van con sal, pimienta y un baño de limón con menta picada y vino blanco. Fuego lento, no quiero que se cocine antes que las batatas. No quiero, pero no todo lo que uno no quiere sale como uno no quiere. Las brasas tienen vida propia y deciden suicidarse con el aire un poco más rápido. Siempre está bien caerles con la responsabilidad al carbón.

Comer comimos, aunque algo del pescado quedó crudo, aunque las batatas quedaron secas, aunque la pimienta no se sintió, ni la menta, ni el limón, ni nada. Pasar a la semifinal, pasamos a la semifinal. Yo, como el Diego, con mi bronca por no obtener el resultado a mi modo. Alejandra feliz, como el Goyco en aquellas atajadas épicas, por su elección del espumante dulce blanco.

domingo, diciembre 17, 2006

Ravioli dello Adriático

Lluvia, agua, lluvia, barro, lluvia, árboles caídos, lluvia, nubes negras, lluvia. Comer hay que comer. Pastas frescas, sí eso, pastas frescas. Vamos y compramos unos ravioles de espinaca y pavita. La lluvia para y no nos mojamos, la cabeza, porque los pies pisan agua, barro, esquivan árboles y se ven amenazados por nubes negras.

Toca preparar la salsa mientras ponemos a hervir el agua. Me calzo el delantal que me regalaron, parezco todo un chef de programa trucho de cable. Hoy con ustedes el reconocido chef italiano don Gabrielle Spinázzola, así con tilde en la á como se pronuncian los apellidos bien tanos. Con esa introducción inventamos un salsa del Adriático. Si con albahaca, tomate, aceitunas negras y queso es Capresse, le metemos zanahoria, cebolla de verdeo, morrón y como el queso es parmesano, y creo que Parma está en la región que da al Adriático, le llamamos así. Si la región da a otro lado o la salsa lleva otro nombre o lo que sea, ni modo, para el programa trucho de cable va de diez.

Tres tomates, le cortás una punta y los rallás, sí con rallador, ¿con qué más? Así, ya tenés la base de la salsa. Las zanahorias las rallas también, no hacés como hice yo que las corté en cubitos chiquitos y como ya era tarde no daba por esperarles la cocción. Para el programa trucho de cable diremos que era salsa con zangoria crujiente. Así, mal pronunciado suena más italiano. La cebolla de verdeo va bien picada, lo mismo que la albahaca y el morrón. Las aceitunas en tiritas, como para decorar.

La cebolla, la zanahoria y el morrón a reahogar en fuego fuerte. No sé porqué se dirá reahogar, porque no lleva agua, no agrego aceite y el poco jugo que emanan se evapora. En fin, para el programa de cable este comentario lo omito. Quizás lo editen, no sé. Ah, ¿vamos en vivo? Entonces no debiera hacer tantos silencios. Metemos la salsa de tomate. Si no hubiéramos puesto la zangoria estaría hecho en minutos. Esa era la idea, porque el programa es de pocos minutos. No es un programa, en verdad. Se trata de un micro dentro de otro programa. Listo, se nos ocurre lo de zangorias crujientes. Agregamos un toque argentino, le metemos un chorrito de vino tinto Malbec. Esta botella no se termina más, debe tener dos litros en vez de los famosos 3/4 de todos los totín. Los ravioles se hacen enseguida, suben a la superficie como peces que se hierven y muertos flotan. Los pescamos, para no tirar el agua caliente por si queremos repetir. Para la última porción hacemos como la abuela cuando hacía las pastas para todos y lo colamos.

Los ravioles, la salsa, agregamos la albahaca y las aceitunas. Cae el parmesano como bendición de lluvia en campo seco. Se sirve en copas lo que queda del vino. Se come, se disfruta, se vive. Vuelve a caer la lluvia. Lluvia, agua, lluvia, barro, lluvia, árboles caídos, lluvia, nubes negras, lluvia. Se corta el cable. A dormir la siesta.

viernes, diciembre 15, 2006

Trucha Parmesana



Viernes, comienza el finde. En Ballester hace calor y la humedad lo mata todo, menos a los mosquitos. El cuerpo pide algo fresco, como un sandwich y una cerveza, pero ya había comprado las truchas.

Tomando mate y encendiendo el fuego, la temperatura ambiental roza los cuarenta grados.

Toca salpimentar a gusto las truchas, una para cada uno de los comensales. A fuego lento se cuecen en treinta/cuarenta minutos, cuando la carne de pesacado se desarma sin esfuerzo quiere decirnos que está lista para degustar. Antes de que ello ocurra, lavo y pico unas hojas de albahaca, rallo un trozo de queso parmesano y agrego unas aceitunas negras. Colaboro con la ensalada, rallando zanahorias y fileteando los rabanitos. Alejandra lava y corta la lechuga para agregar finalmente unos tomatitos cherry.

El vino ya está abierto, es el malbec Tittarelli que sobró del domingo (conservado en la heladera).

Sacamos la foto y es el momento de sufrir, esperar, aguardar el vedericto de ella: "está perfecto". "Gracias", respondo, y los dos con sonrisa cómplice disfrutamos de una hermosa y gustosa cena.

Pizza a la parrilla


Sábado a la noche, calor, más calor. Una cerveza, dos. El calor se va. Vuelve. Ale amasa. Yo enciendo el carbón. Otro cerveza. Más masa. Más calor. La masa está lista. Las brasas también. Abrimos otra cerveza. Lomito, cebolla, tomates y pizza a la parrilla para todo el mundo. ¿Cerveza?, no, se terminaron.

Conejo Criollón


Dicen que la carne de conejo tiene más proteínas y menos colesterol que la carne vacuna. Mi Ale lo garantiza como garantizaba a los quesos don Carlos Sacaan. Entonces, ¿qué podría asar? Sí, conejo.

Lo asé bien despacito, a fuego lento, tomando vinito malbec. Sazonado con tomates y cebollas, lo bautizamos criollón, ya sé, faltaban los morrones para que sea criolla. Pero el que cocina y escribre soy yo. Así, conejo criollón.

sábado, diciembre 02, 2006

Fussile Pestopatutti


Hambre, mucho hambre le dio a mi esposa a eso de las 12:30 cuando me disponía a mi momento, mi propio espacio de boludeo virtual. El clima estaba bien pesado, algo que solo los habitantes de esta latitud entendemos. Temperatura alta, sin brisa ni viento, nublado gris, de sol escondido como avergonzado. Y humedad, dicen que lo mata es la humedad. Difícil de creer, porque si fuera cierto este sería mi epitafio. De todos modos, hora de comer, esposa con hambre, alimento para este blog.

Agua a hervir, fussile (son fideos pero el paquete dice fussile, así que: fussile), albahaca, perejil y ajo picado. Alejandra corta una nueces y unas aceitunas negras. Queso rallado a gusto y tenemos unos fideos al pesto, pero para este blog los bautizamos Fussile Pestopatutti.