viernes, diciembre 15, 2006

Trucha Parmesana



Viernes, comienza el finde. En Ballester hace calor y la humedad lo mata todo, menos a los mosquitos. El cuerpo pide algo fresco, como un sandwich y una cerveza, pero ya había comprado las truchas.

Tomando mate y encendiendo el fuego, la temperatura ambiental roza los cuarenta grados.

Toca salpimentar a gusto las truchas, una para cada uno de los comensales. A fuego lento se cuecen en treinta/cuarenta minutos, cuando la carne de pesacado se desarma sin esfuerzo quiere decirnos que está lista para degustar. Antes de que ello ocurra, lavo y pico unas hojas de albahaca, rallo un trozo de queso parmesano y agrego unas aceitunas negras. Colaboro con la ensalada, rallando zanahorias y fileteando los rabanitos. Alejandra lava y corta la lechuga para agregar finalmente unos tomatitos cherry.

El vino ya está abierto, es el malbec Tittarelli que sobró del domingo (conservado en la heladera).

Sacamos la foto y es el momento de sufrir, esperar, aguardar el vedericto de ella: "está perfecto". "Gracias", respondo, y los dos con sonrisa cómplice disfrutamos de una hermosa y gustosa cena.

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